El resultado del viaje ha sido el siguiente:
- Instalaron a mi hija, menor, en un alojamiento que distaba 1:30 minutos en transporte público del lugar donde impartían las clases en Oxford, sin que nadie se preocupara de informarle, al menos la primera vez, de la manera de llegar a su alojamiento, o a las clases, teniéndome que ocupar yo mismo de informarle, desde España, de las líneas metropolitanas que podía utilizar con el abono de transporte que le facilitaron (no servía para todas las líneas), y que tuvo que abonar de su bolsillo. Nadie le acompañó para indicarle los transbordos que tenía que realizar, ni cómo debía llegar a la casa donde estaba alojada.
- En los primeros días de su estancia, mi hija se encontró indispuesta, con fiebre y dolores de garganta y nadie se preocupó de llevarla a una consulta médica, ni a comprar los medicamentos, se negaban o se pasaban la pelota unos a otros, y tras varias reclamaciones, la persona que le acompañó le echó en cara que no tenía por qué estar perdiendo el tiempo en una consulta con mi hija y tampoco le acompañó, en un país extranjero, a comprar las medicinas, después de obligarme a enviar un escrito con mi autorización para comprarlas con prescripción médica.
- Cada día el desplazamiento en trasporte público le suponía más de 5 ó 6 horas, si quería cenar con la familia anfitriona, ya que estaban incluidos todos los gastos, también pensión completa y el trayecto era el siguiente: Alojamiento-Clases-Alojamiento-Actividades-Alojamiento.
-Los horarios de la cena de la familia anfitriona coincidían con las actividades programadas por EF, por lo que muchos días, tampoco podía cenar, con lo que de pensión completa nada de nada, la mayoría de los días tuvo que comer algo fuera.
- Aunque en mi solicitud había contratado todo tipo de actividades extraescolares, Explorer Pack, Fun Pack, Opciones deportivas, para que mi hija no tuviera que pagar nada, tuvo que abonar de su bolsillo todas ellas, y algunas no pudo realizarlas, porque aunque estaban contratadas desde un principio, le obligaban a abonarlas si quería participar y no llevaba dinero efectivo suficiente para lo que supuestamente ya llevaba contratado.
-En la familia que estuvo alojada tuvo que soportar, robos de dinero, juergas (con alcohol y drogas) hasta altas horas de la madrugada, tanto ella como sus compañeras. Tan es así que una de las compañeras, danesa, dejó la casa sin avisar a nadie. La otra compañera, rusa, sufrió el robo del dinero y la dueña de la casa decidió ponerles un candado en la habitación.
-Durante la primera semana sobre todo, ha sido un calvario para mi hija, menor, sola, enferma, en un país extranjero, en una familia que no veía y con esas condiciones, y con horas de desplazamiento, en un lugar totalmente desconocido, sin ningún tipo de atención. El drama que hemos vivido en casa, en los primeros días, es indescriptible y nos hemos visto impotentes ante esta situación, con la idea de coger un avión y terminar de una vez.
-Después de numerosas reclamaciones por teléfono y por correo, y mi hija con los monitores, para que la cambiaran de alojamiento, por el pago de las actividades, por la atención médica, por las distancias, nos quitaron del medio con: “Presente una reclamación” ó “No se queje si al menos le dan de comer” ó “Según Google el desplazamiento es de 57 minutos”.
- He solicitado una investigación exhaustiva, de la forma de proceder de esta empresa, por parte de la Comunidad de Madrid, ya que son miles los niños y jóvenes, madrileños y españoles, que cada año, sus padres confían el cuidado durante varias semanas a estas personas, y que tal vez no reclamen porque, gracias a Dios, como es el caso de mi hija, han llegado sanos y salvos.
- He solicitado que la Comunidad de Madrid informe a los centros escolares y las asociaciones de padres de la forma de actuar de esta empresa, para que si deciden contratar con ellos, vayan avisados de lo que está ocurriendo y puedan decidir."
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